Hace unos años, la recomendación que se transmitía al propietario, era la de no sacar a pasear al cachorro hasta que no se finalizara el programa de vacunación. De manera general, el plan vacunal se completa entre las 12 y las 16 semanas de vida, coincidiendo con la vacuna de la rabia. Con esta recomendación se pretendía evitar exponer al animal a los diversos agentes infecciosos que podían enfermarlo, y en muchas ocasiones terminar con un desenlace fatal, como ocurre con la infección por los parvovirus caninos (CPV)*. Terminado el plan vacunal, gracias a la acción del mismo, se considera al cachorro inmunocompetente. Es decir, es capaz de hacer frente a las enfermedades infecciosas que con más frecuencia atacan a los perros.
Actualmente, esta recomendación ha sufrido un cambio en lo referente a la edad idónea para empezar a pasear nuestra mascota. Este cambio se justifica por la gran importancia que tiene para el comportamiento presente y futuro del perro, el periodo de socialización. Este periodo abarca desde las 3 a las 12 semanas, y es de suma importancia que antes de su fin el cachorro sea expuesto a diferentes estímulos y situaciones que encontrará en su vida adulta. Por este motivo, para asegurar que el cachorro esté protegido frente a las enfermedades y favorecer una socialización correcta, se considera que, una semana después de la segunda vacuna, se puede comenzar con las salidas a la calle (no obstante, pregunta previamente a tu veterinario). Evidentemente, esto no es una regla absoluta. En ocasiones debemos esperar hasta la tercera dosis vacunal, ya que diversos factores del animal y su entorno, pueden condicionar el momento más oportuno para comenzar con las salidas al exterior del domicilio. Algunos de estos factores son la raza, estado fisiológico e inmunitario, convivencia con otros animales, actividad, aptitud y zona geográfica.
Cuando comencemos a sacar a nuestro cachorro a la calle, debemos tener en cuenta que la exposición a otras personas, situaciones (tráfico, parques…) y nuevos perros, debe ser de manera gradual. Una presentación brusca puede abrumar al cachorro y tener efectos negativos en su comportamiento futuro. Si la incidencia de enfermedades infecciosas en nuestra zona es alta, se puede optar por sacar a pasear al cachorro cogido en brazos hasta que finalice el plan vacunal. De este modo, puede tener contacto visual con otros perros e ir familiarizándose con lo que será su entorno de paseo futuro. Otra opción, es llevarlo a casas de familiares o amigos con perros sanos, vacunados y bien socializados. Es importante que tengan contacto con personas de diferentes sexos, edades y apariencias además de con sus propios congéneres.
*Parvovirus caninos CPV: son virus de la familia Parvoviridae que pueden producir enfermedad en cánidos silvestres y domésticos y algunas de sus variantes, en el gato doméstico. La edad de presentación se sitúa entre las 6 y las 16 semanas. Su forma de presentación clínica puede ser entérica, la más habitual, y miocárdica. La mortalidad descrita para la infección por este virus es del 16-35%. Todos los protocolos de vacunación incluyen vacunas contra los parvovirus caninos.
Referencias
IK Ramsey, BJ Tennant. ‘Manual de enfermedades infecciosas en pequeños animales’. 2006
S Martí Angulo y cols. ‘Medicina Pediátrica en pequeños animales’. 2013
MM Blanco Gutiérrez y cols. ‘Manual Gráfico: inmunología y enfermedades infecciosas del perro y el gato’. 2013
M Amat, T Camps, S Le Brech, S Tejedor. ‘Manual práctico de etología clínica en el perro’. 2016